lunes, 17 de septiembre de 2012

El único: Lev Yashin


El Barcelona se estrena esta semana en la Champions ante el Spartak de Moscú. El hecho me sirve como excusa, nunca necesaria para hablar de un mito como éste, para dedicar algunas líneas al que muchos consideran como el mejor portero de la historia: Lev Yashin. Nacido precisamente en Moscú, el 22 de octubre de 1929, pasó toda su carrera deportiva en otro de los equipos moscovitas: el Dinamo. Muy especialmente en la época soviética, esta entidad era una suerte de "club de clubes". Su símbolo se repite incluso en el escudo de otro de los Dinamos más conocidos: el de Kiev. Cómo no, la entidad englobaba varias disciplinas deportivas, además del fútbol. Yashin, mientras trataba de hacerse con la titularidad de la porteria en fútbol, no dudó tampoco en colocarse bajo los palos en otra disciplina: el hockey sobre hielo. Y tampoco se le dió del todo mal: ganó una Copa de la URSS en 1953.

Tal vez, intentar atrapar algo tan pequeño y tan rápido como un puck le vino bien a la hora de cambiar el hielo por el césped, si bien en su patria ese fue también muchas veces un elemento presente en sus apariciones futbolísticas. Siempre vestido rigurosamente de negro, sus actuaciones bajo los palos no pasaron ni mucho menos inadvertidas. La velocidad que mostraba a la hora de atacar los disparos rivales, sus reflejos, su valentía y la plasticidad de sus acciones le granjearon varios apodos. El más conocido, con el que pasó a la historia, fue el de La Araña Negra. Para los delanteros, ciertamente, era como si el guardameta tuviera casi ocho brazos. Pero no siempre fue así. Desde luego. De hecho, en su primer partido con el Dinamo, encajó un tanto producto del despeje del arquero rival. Algo que podría hundir a cualquiera. Pero no a él.

Los mejores también fallan. Al fin y al cabo, no dejan de ser humanos. Entre sus muchas distinciones, se encuentra otra que tal vez habría preferido enterrar varios kilómetros bajo el suelo. Hasta el momento, es el único portero que ha encajado un gol olímpico en la fase final de un mundial. Una forma de marcar realmente difícil, que el ex azulgrana Thierry Henry consiguió hace nada en la MLS y que, en el caso del tiro del delantero francés, se vio ayudado también por la poca pericia del meta contrario, prácticamente pegado al primer palo. En el caso de Yashin, mucho tuvo que ver también la falta de atención del compañero encargado de tapar precisamente ese poste. Aunque, a buen seguro, el propio meta soviético no dudó tampoco en culparse por ello. "¿Qué clase de portero no se deja atormentar por el gol que acaba de conceder? ¡Tiene que estarlo! Si está tranquilo, es el fin. No importa lo que hiciera en el pasado: no tiene futuro", aseguró en una ocasión el arquero.

Eso ocurrió en Chile, en 1962. El diario francés L'Equipe, experto en meter la pata a veces en sus pronósticos deportivos, aseguró que la carrera del portero estaba tocando a su fin. Un año después, ganaría el Balón de Oro. Hasta el momento, ha sido el único guardameta que se ha visto distinguido con un premio que, en la mayoría de las ocasiones, va a parar a las manos de los que se dedican a construir y marcar goles, no a impedirlos. Es por eso que, por ahora, a Lev Yashin también se le puede llamar El Único. Nunca quiso hablar de quiénes fueron sus maestros, de quién fue su mayor ídolo. Eso sí, cuentan que en 1964, cuando la Unión Soviética disputó la Eurocopa de España, en la que La Roja logró su primer gran éxito, quiso conocer a Ricardo Zamora, uno de los primeros cracks mediáticos del fútbol español y todo un mito bajo los palos. No en vano, el trofeo que distingue al meta menos goleado de la Liga española lleva su nombre. Dos colosos frente a frente. Cuatro años antes, con la URSS, se había llevado a casa la primera Eurocopa de naciones. Marcelino, a seis minutos del final, le impidió a la postre repetir título.

Yashin tenía un particular truquito para afrontar los partidos. Algo que hoy en día no sería demasiado políticamente correcto decir en voz alta, por aquello del ejemplo que deben (o deberían) dar los futbolistas a los más pequeños. Antes de jugar, se fumaba un pitillo y se tomaba un lingotazo de vodka. Era su manera de combatir los nervios. Y le funcionaba. Según se dice, llegó a parar más de 150 penaltis. Algo que, desde luego, le llevaba a las nubes. "La emoción de ver a Yuri Gagarin en el espacio sólo la supera una buena parada en un penalti", sentenció en una ocasión el meta. A día de hoy, aún el único Balón de Oro. El 20 de marzo de 1990, tras una larga enfermedad y padecer la amputación de una de sus piernas, a causa de una diabetes, el gran mito deportivo de la Unión Soviética falleció. Su memoria, no obstante, será eterna.

1 comentario:

  1. una de las cosas por la que me hubiese gustado nacer en el pasado es para ver como atajaba este pedazo de arquerazo. sin dudas uno de los mejores de la historia (por no decir el mejor). en una epoca donde el futbol era ataque, ataque y solo ataque y que los defensores y arqueros no se habian perfeccionado del todo (salvo algunas excepciones) tener mas de 200 partidos invicto y mas de 150 penales atajados es algo que todavia no deja de asombrarme. es una lastima que nadie alla comentado a pesar de los años. gracias y saludos desde Argentina

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