lunes, 28 de abril de 2014

La última oportunidad: Mark Schwarzer


Hay dos trofeos que todo futbolista sueña con levantar algún día: la Copa del Mundo y la Champions League. Es obvio que nacer en países de arraigada tradición mundialista, como Italia, Alemania, Argentina o Brasil, al fin y al cabo los que suman más títulos mundiales, puede acercar en parte que se cumpla uno de esos sueños. O incluso los dos. Ahora bien, para un australiano, la cosa se vuelve mucho más complicada. En todos los sentidos. No en vano, Australia, que debutó en la mayor competición futbolística del planeta en 1974, se pasó 32 años fuera de la misma. Eso sí, desde su regreso a la cita, en 2006, no se pierde una. Buena parte de culpa de ello la tuvo su portero, Mark Schwarzer. El meta, el jugador con más partidos internacionales con los socceroos, renunció el año pasado a su selección. Es imposible que pueda cumplir uno de esos sueños. Algo que España, Holanda y Chile, que compaten grupo con Australia, habrían puesto también muy complicado. Lo de la Champions, en cambio, ya es otra historia.

Nacido el 6 de octubre de 1972 en Sydney, es muy posible que lo del fútbol le venga fundamentalmente por su origen Alemán. Sus padres, Hans-Joachim y Doris, emigraron allí en 1968. Con sus 1,95 metros de estatura, estaba casi predestinado a jugar de portero. Los Marconi Stallions de Fairfield, aún en Australia, fueron los primeros que le dieron la oportunidad de iniciarse como profesional en 1990. Cuatro años después, dio el salto a Europa, para jugar durante una temporada en el Dinamo de Dresden, de donde pasaría al Kaiserslautern, donde aguantaría también sólo una campaña. Las cosas serían muy diferentes en su nuevo destino europeo: Inglaterra. Tras una nueva única temporada en otro club, en este caso el Bradford, encontró su primer auténtico hogar en el Middlesbrough, donde jugaría entre 1997 y 2008. Allí ganaría la Copa de la Liga inglesa en la temporada 2003-2004. También disputó una final de la Copa de la UEFA, en la campaña 2005-2006, en la que cayó ante el Sevilla por 0-4.

Schwarzer también tuvo la oportunidad de jugar una final europea, en este caso de la Europa League, el nuevo nombre de la UEFA, en la temporada 2009-2010 con el siguiente club de su carrera el Fulham, donde permanecería entre 2008 y 2013. Curiosamente, fue el Atlético de Madrid, en la prórroga, el conjunto que le privó en esa ocasión de alzar un título continental al imponerse por 2-1. Las buenas actuaciones del arquero australiano en el Fulham no pasaron inadvertidas para el portugués José Mourinho, un técnico que parece tener preferencia por la veteranía a la hora de reforzar la portería del Chelsea. Al acabar su contrato, lo convenció para que probara suerte en su equipo, como suplente de Petr Cech. El año pasado, además, el entrenador portugués lo convirtió en el debutante más veterano en la máxima competición europea, al otorgarle la titularidad en el encuentro que los blues disputaron frente al Steaua de Bucarest en Stamford Bridge y que acabó con triunfo local por 1-0. Con todo, ya demostró en un amistoso ante la Roma en la pretemporada que lo del juego con los pies, como para casi todo portero veterano, no acaba de ser lo suyo. Por lo menos, su equipo acabó imponiéndose por 2-1.

La semana pasada, ante el Atlético, una desafortunada lesión de Cech obligó a Mourinho a dar entrada a Schwarzer. Algunas grandes intervenciones del meta, como la que realizó ante un peligroso libre directo lanzado por Gabi, facilitaron que los de Mourinho se llevaran un empate sin goles que, en apariencia, los pone en franca ventaja para colarse en la final de la Champions que se disputará a finales de este mes en Da Luz. El portero australiano, dada la grave lesión de su compañero, que se perderá lo que queda de temporada, será, salvo nuevos percances, el encargado de defender la portería inglesa hasta el final de la presente campaña.

Después, colgará los guantes. Tiene previsto vivir en una granja con su esposa, Paloma, y sus dos hijos, Julian y Amaya. Habla con fluidez inglés, alemán y español, e incluso ha publicado varios libros. Uno de ellos, el diario de sus experiencas en el Mundial de 2006. No obstante, quizás a los que les tiene más cariño son a los de las aventuras de un joven inglés, Edward Megs Robinson, que emigra a Australia y se adapta a su nuevo país gracias al fútbol. Ya lleva escritos cinco. El último sale a la venta precisamente este jueves. Quién sabe. Quizás podrá celebrarlo con la clasificación de su equipo para disputar la final de la Champions. La última oportunidad que tiene Schwarzer de cumplir con uno de los sueños que mecen todos los futbolistas.