sábado, 23 de noviembre de 2013

La colección completa: Stefano Tacconi


Acabar una colección de cromos, cuando yo era un niño, era casi una tarea titánica. Recuerdo como, a veces, mis propios padres y los de algunos compañeros del colegio tenían que ir a los alrededores de un famoso mercado de mi ciudad para conseguir que sus retoños acabaran de una vez esa obra que les estaba llevando por el camino de la amargura. A todos. A veces, conseguir uno solo significaba dejarse varios por el camino. Había incluso quien pedía una suma de dinero nada despreciable, teniendo en cuenta que eran sólo un pedazo de cartón, por algunos de los más deseados. Los que faltaban para acabar de una vez el álbum. Por ello, no me extraña demasiado que a los futbolistas les encante coleccionar títulos. En gran parte, para jugar a fútbol hay que conservar mucho de aquel espíritu que tenían cuando eran críos. Personalmente, para mí las palabras fútbol y diversión van unidas. No entiendo la una sin la otra. E imagino que a ellos les pasa lo mismo.

Yo creo que los cromos, para ellos, se han convertido en trofeos, en copas. Casi se puede utilizar un slogan publicitario y preguntarse quién no querría tenerlas todas. En lo que respecta a las competiciones internacionales a nivel de clubs, sólo hay un portero que haya podido cerrar ese álbum: Stefano Tacconi. El que fuera arquero titular de la Juventus en la década de los 80 y principios de la de los 90 del siglo pasado es el único guardameta que puede presumir de tener en su palmarés la Copa de Europa, la Recopa, la Copa de la UEFA, la Supercopa de Europa y la Copa Intercontinental, precursora a su manera del actual Mundial de Clubs, en cuya final de 1985 consiguió parar dos lanzamientos de Argentinos Juniors en la tanda de penaltis tras acabar el duelo con empate a dos goles. Un jovencísimo Michael Laudrup, autor del tanto del 2-2 para los italianos, vio por su parte como su tiro era detenido por el argentino Vidallé. Pese a la derrota, hasta en Argentina aseguran que ese duelo fue todo un partidazo.

La Juventus había llegado a ese combate por el cetro mundial a través de la final de la Copa de Europa más triste de la historia. Aquella que se disputó en Heysel entre los italianos y el Liverpool y que se saldó con 39 muertos y 600 heridos tras una avalancha en las gradas provocada en gran parte por una serie de aficionados británicos a los que se les había ido la mano con el alcohol. A raíz de eso, la UEFA castigó a los clubes ingleses con cinco años de suspensión en las competiciones europeas. La Juve se impuso por 1-0, después de que el colegiado señalara a su favor un penalti que no era y de cuyo lanzamiento se encargó la gran estrella juventina, el francés Michel Platini, actual presidente de la UEFA.

La única Copa de Europa que lograría Stefano Tacconi tenía un sabor amargo. El meta, nacido en Perugia el 13 de mayo de 1957, llegó al conjunto bianconero en 1983, después de pasar por las filas del Spoleto, el Pro Patria, el Livorno, el Sambenedettese y el Avellino. Estuvo bajo los palos del conjunto turinés hasta 1992, y allí consiguió todos sus títulos. Además de los ya mencionados, dos ligas y una Copa de Italia. En 1991 fue distinguido con la Orden del Mérito de la República italiana. A nivel deportivo, su equipo llegó hasta las semifinales de la Recopa. Allí, no obstante, se vio apeado por un Barcelona que se impuso con un contundente 3-1 en el Camp Nou, tras remontar un tanto inicial de lo más tonto marcado por los italianos, y que cayó por la mínima en Turín. Un año después, Tacconi dejaría la Juve para fichar por el Genoa, club en el que colgaría los guantes como profesional en 1995. Trece años más tarde, con 51 a sus espaldas, al meta le volvió a picar el gusanillo del fútbol y jugó durante tres temporadas con el Arquata, un conjunto amateur que acabaría por abandonar la competición en 2011. Antes, incluso había probado una incursión en la política que no tuvo mucho éxito.

En abril de 2011 se incorporaría además como "motivador" en un equipo italiano de Superbikes, el Supersonic Team Ducatti, que dejaría las carreras precisamente a finales de ese mismo año. Un trabajo que, observando las pintas de motero que llevaba Tacconi por aquel entonces, le venía como anilllo al dedo. Nada, en cambio, fue como en sus primeros años como arquero, en los que firmaba semana tras semana enormes intervenciones. Dignas del único guardameta que, en lo que a títulos internacionales de clubs se refiere, tiene la colección completa.

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