martes, 12 de febrero de 2013

Un fichaje de ida y vuelta: Alex Manninger


Fichar por un club, jugar algunos amistosos y que te devuelvan. Ésa debe ser, quizás, la experiencia más bizarra que puede vivir un futbolista. Al bueno de Alex Manninger, que posa en la foto junto con el francés Alain Boghossian y el brasileño Fredson Camara, le tocó vivirla en 2002. El Espanyol buscaba portero. Juan Luis Mora, el titular en las tres últimas temporadas, no iba a continuar en el club. Richard Dutruel, que había pasado la campaña anterior en blanco en el Barcelona, se iba finalmente al Alavés. Robert Enke, por quien los blanquiazules se habían interesado, dejaba el Benfica para fichar precisamente por el conjunto azulgrana con la carta de libertad. Surgió la opción de fichar a un joven meta austríaco, que había despuntado en el Arsenal sustituyendo al veteranísimo David Seaman durante la temporada 1997-98, en la que incluso se le concedió la medalla de campeón de liga en esa campaña a pesar de no haber disputado el número mínimo de partidos para ser merecedor de ella. Conseguir dejar su meta a cero en seis partidos consecutivos, el último de ellos ante el Manchester United, fueron méritos más que suficientes para la exigente Premier League. Intervenciones como ésta, ante un penalti de Michael Owen, en el penúltimo partido de la temporada lo justificaban, por mucho que los reds endosaran un severo correctivo a unos gunners que estaban en plena fiesta tras asegurar, en la jornada anterior, su primer título de Liga desde 1989.

Nacido el 4 de junio de 1977 en Salzburgo, Manninger continuó siendo el suplente de Seaman, un meta muy  aficionado al cante. Lo de "jondo" ya lo ponían en práctica sus aficionados ante semejantes perlas. En la temporada 2001-2002, el austríaco fue cedido al Fiorentina, que había traspasado a su entonces meta indiscutible, Francesco Toldo, al Inter de Milán. El Salzburg, su primer equipo como profesional, ya lo cedió en su momento al Vorwarts Steyr. Su consagración, antes de dar el salto a la Premier, había llegado en el Grazer. Los partidos jugados con la Fiore despertaron el interés del Espanyol, que convino con el Arsenal pagar un millón de libras por el traspaso del jugador. Sus actuaciones con la camiseta blanquiazul, no obstante, no convencieron nada al entonces técnico del conjunto periquito, Juande Ramos. Los gunners, además, no habían enviado el transfer, y eso le dio al Espanyol la opción de dar marcha atrás y prácticamente devolverlo al club londinense. Manninger fue puesto de nuevo en el mercado y el Arsenal llevó al Espanyol a los tribunales, que acabaron por darle la razón al club barcelonés.

A principios de 2003, Manninger iniciaba una nueva aventura en Italia incorporándose al Torino, de donde fue fichado la campaña siguiente por el Bologna. En ningún caso logró continuidad. Sólo, en cierto modo, cuando fue de nuevo cedido, en este caso al Siena. El Salzburg lo recuperó de nuevo desde el Bologna, pero alli le volvió a faltar la suerte. Sus actuaciones, no obstante, habían dejado una memoria positiva en Siena, equipo para el que jugó hasta 64 partidos entre las temporadas 2006-2007 y 2007-2008. Tras un regreso relámpago en 2008 al Salzburg, parecido a lo que ya había vivido seis años antes en el Espanyol, el meta austríaco hizo un nuevo desembarco fulgurante en el Udinese para acabar fichando por la Juventus. Algo a lo que, prácticamente, se le puede llamar rizar el rizo.

Una larga lesión de Gianluigi Buffon le permitió disputar un buen número de partidos en su primera temporada, dejando grandes intervenciones para el recuerdo. No obstante, la competencia con Buffon, uno de los mejores porteros del mundo, no es en absoluto fácil. Al final, con la llegada de otro arquero, Storari, fue relegado a tercera opción y finalmente se le dio la carta de libertad a finales de la temporada 2011-2012. Tras pasar cuatro meses sin equipo, se incorporó al Augsburgo de nuevo para suplir al meta titular, lesionado. Actualmente, aún forma parte de su plantilla, aunque con pocas opciones de hacerse con un puesto en el once. A sus 35 años, la posibilidad de la retirada empieza a cobrar fuerza. La falta de continuidad será eternamente el motivo por el que aquel fichaje de ida y vuelta del Espanyol no llegó nunca a triunfar definitivamente en el mundo del fútbol.

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