lunes, 24 de diciembre de 2012

Un yankee en la Calle del Payaso Fofó: Kasey Keller


El fútbol estadounidense no ha logrado en general exportar muchos de sus practicantes al continente europeo. La única excepción serían sus guardametas, quienes, normalmente, han logrado hacerse con un hueco en la Premier League inglesa.Tim Howard, un meta afectado por el síndrome de Tourette, defendió brevemente incluso la portería del Manchester United. Pero uno de los pioneros, y todo un trotamundos, fue Kasey Keller. "En Estados Unidos muchos niños también quieren ser porteros, mientras que aquí se quedan en la portería los que son demasiado malos para ser jugadores de campo", explicó Keller hace algunos años en declaraciones a la web oficial de la FIFA para justificar el por qué de tanta exportación de guardametas. "Nosotros nos criamos jugando a muchos deportes diferentes, sobre todo béisbol, fútbol americano y baloncesto, desarrollamos una buena coordinación manual y visual", agregó.

Nacido en Olympia, Washington, el 29 de noviembre de 1969, prolongó su carrera deportiva hasta 2011. Los Seatle Sounders fueron su último club. Allí, el 15 de octubre de 2011, con 41 años, colgó los guantes con una victoria por 2-1 ante San José Earthquakes, arropado por más de 64.000 espectadores. No fue una mala temporada. En absoluto. La Major League Soccer, la liga profesional norteamericana, incluso le nombró mejor arquero del campeonato. Todo un premio a una gran trayectoria que no estuvo exenta de premios. Ni de elogios.

En 1989, en el Mundial sub'20 de Arabia Saudí, recibió el Balón de Plata, que le distinguía como segundo mejor jugador del torneo. El mejor, ese año, fue el brasileño Bismarck, pero no convendría despreciar demasiado este trofeo. En 1987, el vencedor fue un tal Robert Prosinecki. En 1999, un tal Seydou Keita. En  2001, un tal Javier Saviola. Y en 2005, para acabar y para no aburrir más con el tema, un tal Lionel Messi. En 1990 estuvo a la sombra de Tony Meola en la selección estadounidense que volvía a una Copa del Mundo en el Mundial de Italia. Sus características, no obstante, no pasaron inadvertidas para el Milwall, su primer club lejos de casa. De ahí pasó al Leicester, conjuntó con el que ganó la Copa de la Liga inglesa, conocida entonces como Coca Cola Cup, y con el que estuvo a punto de repetir título dos años después, en 1999. Al final de esa temporada, con la carta de libertad bajo el brazo, firmó por el Rayo Vallecano.

Los responsables técnicos del conjunto rayista tal vez se dejaron seducir por la enorme actuación que había protagonizado Keller en la Copa de Oro de la CONCACAF en 1998. Estados Unidos, contra todo pronóstico, derrotó por 1-0 a una selección brasileña llamada a rozar el campeonato en el Mundial de Francia y su meta jugó un papel absolutamente decisivo en ese triunfo. Una actuación que le valió el encendido elogio de todo un crack de talla mundial como Romario. "Ha sido, sencillamente, la mejor actuación de un portero que he visto en mi vida", aseguró el baixinho tras el choque. No en vano, ostenta el récord de internacionalidades con la selección absoluta de Estados Unidos, con un total de 102 encuentros en su haber.

En el Rayo estuvo dos temporadas. compitiendo por el puesto con el ex barcelonista Julen Lopetegi y el malogrado Javier Yubero, quien se estrenó en Primera en las filas de la Real Sociedad y falleció a causa de un cáncer de páncreas el 22 de septiembre de 2005, con sólo 33 años de edad. En la primera campaña de Keller en Vallecas, el meta jugó un total de 28 partidos, en los que encajó 43 tantos. Consiguió arrancar un empate con el Barça (1-1) y cayó con el Madrid por la mínima (2-3) en casa, pero se quedó con las ganas de jugar en el Camp Nou o el Bernabéu. Aunque, eso si, vio desde el banquillo como el Rayo derrotaba por 0-2 a los azulgrana. La mayor goleada se la endosó el Espanyol, en Montjuïc (5-1) y, en el transcurso de esa temporada, vio además la única cartulina amarilla que le enseñaron en España.

La segunda temporada no fue precisamente para mejor, si bien el meta estadounidense tuvo la oportunidad de jugar la Copa de la UEFA, después de que el máximo organismo del fútbol europeo invitara a su equipo como premio a su fair play, al ser el menos amonestado del continente. Keller jugó seis partidos en esta competición, encajando tres goles y siendo decisivo ante el Lokomotiv, dejando su marco a cero en ambas rondas, pero acabó cediendo su lugar a Lopetegi. El Alavés, camino de alcanzar el subcampeonato ante el Liverpool, apeó a su equipo en los cuartos de final tras derrotarlo en Mendizorroza por 3-0 y caer por la mínima en Vallecas (2-1). En la Liga, Keller encajó un total de 49 goles en 29 partidos, con siete victorias, 13 derrotas y nueve empates. El Zaragoza, con un 6-1, fue el rival que más le castigó, seguido del Barcelona, que le endosó un 5-1 en el Camp Nou. Tampoco le fue demasiado bien su estreno en el Bernabéu: 3-1.

Al finalizar esa temporada, fichó por el Tottenham, donde permaneció hasta 2005, con una cesión en 2004 al Southampton. Tras ser desbancado por Robinson, firmó por el Borussia Monchengladbach alemán. Obtuvo además el pasaporte germano, por sus orígenes. Su apellido, Keller, significa "sótano" en alemán. En 2007, fichó por un campaña por el Fulham, equipó con el que vivió una agónica salvación de categoría en 2008, algo que los ingleses, con su particular sentido del humor, llaman "The Great Scape" (La Gran Evasión), en referencia tanto a la mayor fuga de un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial como a la película que se inspiró en esos hechos. En 2009, tras un año en blanco, Keller firmó por los Seatle Sounders. Ése fue el último club de un meta que se declara apasionado de las armas, de las motos y del heavy metal. De aquel yankee que, una vez, jugó en la Calle del Payaso Fofó.


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