Mattias Asper tuvo un dudoso honor. Fue el primer portero extranjero que defendió el marco de la Real Sociedad. Un puesto históricamente reservado para guardametas nacidos en el País Vasco. La Real, además, había sido hasta entonces una auténtica cantera de guardametas, en clara competencia con el Athletic Club. Durante muchos años, la mayor parte de los guardarredes de la Primera División española se habían formado en una de las dos escuelas. Quizás, el más grande representante de la txuri urdin fue Luis Miguel Arkonada, uno de los grandes condenado a pasar a la posteridad, no obstante, por una acción del todo desgraciada que, a la postre, otorgó el triunfo a la selección francesa en la Eurocopa de 1984. Como todo advenedizo, se vio metido casi desde el primer momento en el centro del ojo del huracán. Sus actuaciones, además, tampoco fueron demasiado brillantes. Un Barcelona en los inicios de su caída libre, con Serra Ferrer en el banquillo, en la campaña 2000-2001, le marcó seis goles en casa... Todos, además, en la primera parte del duelo.
Mucho antes ya se había cruzado con los azulgrana. Fue prácticamente un año antes, en la Champions 1999-2000. Sabia cómo podían gastárselas. Su equipo se había adelantado por 1-0, pero él no estuvo muy fino en la jugada que supuso el empate, que llegó tras un testarazo de Abelardo. Dani, también de cabeza, casi en el último suspiro, firmó la remontada para los barcelonistas. Tampoco estuvo muy sembrado el meta sueco. El balón entró no demasiado lejos de donde él hacía la estatua. El segundo partido de la liguilla fue incluso peor. Casi, un presagio: 5-0. Con todo, el resto de sus actuaciones en el AIK sí pareció seducir a los responsables técnicos de la Real. Asper, nacido en Solvesborg el 20 de marzo de 1974, había tenido un estreno brillante con el que fue su segundo equipo en Suecia tras pasar por el Mjallby. Tras su debut con el AIK, su equipo no perdió ningún partido más de liga, lo que le permitió proclamarse campeón. No sólo eso. Fue elegido mejor meta de Suecia en 1998 y 1999.
Ficharlo no fue fácil para la Real. Los tiempos se alargaron lo indecible y el conjunto donostiarra acabó pagando por el 3,6 millones de euros. En Anoeta, no obstante, Asper nunca llegó a sentirse del todo cómodo. A mediados de la campaña 2001-2002, fue cedido al Besiktas, en una operación relacionada con la incorporación de Nihat. El holandés Sander Westerveld le tomó el relevo. El segundo advenedizo de la Real. La del ex meta del Liverpool fue una historia completamente diferente. Capaz de medirse al Barcelona con un dedo lastimado en la Copa de la UEFA, Westerveld fue al final decisivo para ayudar al equipo txuri urdin a eludir el descenso a Segunda y firmó una hoja de servicios excepcional en la temporada 2002-2003, cuando la Real coqueteó seriamente con la posibilidad de reencontrarse con el título de Liga.
Asper, mientras, volvió a Suecia. Esta vez, a la filas del Malmo, donde permaneció hasta 2006, cuando emprendió una breve aventura en el Viking noruego. El Brommapojkarna fue después el puente para acabar regresando al club de su debut, el Mjallby, al que ayudó en su ascenso desde la segunda división sueca hasta la primera. En 2010, además, su nombre volvió a copar los titulares de los periódicos de su país. No por una parada, sino por un gol casi en el último segundo que acabó salvando un punto para los suyos. Fue, además, el primero de su carrera para el meta que fue, en su momento, el primer advenedizo en la portería de la Real Sociedad.
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