martes, 9 de octubre de 2012

La leona dorada: Hope Solo


"El fútbol femenino, ni es fútbol, ni es femenino". Ésa es una frase que se atribuye popularmente a un conocido entrenador español, pero no he podido comprobar la veracidad de dicha atribución, así que no voy a nombrarlo en estas líneas. El ex presidente de Osasuna, Patxi Izco, no obstante, abundó el pasado mes de mayo en la idea. "El fútbol femenino me parece antiestético", espetó. Ni el supuesto ténico ni el ex dirigente estuvieron muy afortunados en sus afirmaciones. Se me ocurren varios ejemplos, pero, dada la temática de este blog, el mejor tal vez sería el de Hope Solo.

Considerada como una de las mejores guardametas del mundo, si no la mejor, Hope tiene argumentos futbolísticos como éste para responder a cualquier suspicacia. Aconsejo ver todo el vídeo. Su acción sólo puede valorarse justamente si se ve desde detrás de la portería. Todo un alarde de reflejos. No creo que muchos cuestionaran su técnica. Ni tampoco, su planta, totalmente alejada de los estereotipos que se pretenden perpetuar con frases tan desafortunadas como las que encontramos al inicio de esta entrada.

Tan segura de sí misma tanto fuera como dentro de la cancha, no tuvo reparo alguno en posar para el número The Body Issue de la revista ESPN The Magazine sin nada más encima que su sonrisa. Tampoco tuvo reparo alguno para señalar el ambiente casi orgiástico que presenció en la Villa Olímpica durante los Juegos de Pequín, en 2008, en los que se llevó su primera medalla de oro, a la que le siguió la conquistada este mismo año en Londres. Su participación en estos últimos Juegos llegó a verse comprometida por un positivo de una sustancia prohibida, en este caso un diurético, que formaba parte de un medicamento recetado por su médico. Al final, tras atender sus explicaciones, no recibió sanción alguna. "Llegaron a la conclusión de que había cometido un error de buena fe, y de que la medicación no aumentaba mi rendimiento de ninguna manera", señaló la arquera.

Nacida en Richland, Washington, el 30 de julio de 1981, fue su padre, Jeffrey, de ascendencia italiana y criado en el Bronx, quien encaminó sus pasos hacia el fútbol. Aunque sus padres se divorciaron cuando era una niña, siempre mantuvo el contacto con su progenitor, un veterano de Vietnam a quien las cosas no siempre le fueron del todo bien. Su relación fue de lo más estrecha hasta el momento de su muerte, hace unos cinco años, a causa de un fallo cardíaco.

Tal vez, Hope quiso dedicarle a su padre sus actuaciones en la Copa del Mundo femenina de 2007. Únicamente Corea del Norte logró batirla, en el primer partido de las estadounidenses, duelo que acabó con empate a dos tantos. Ante Suecia, Nigeria e Inglaterra, ya en cuartos de final, dejó su portería a cero. Su seleccionador, Greg Ryan, no obstante, optó por apartala de la titularidad en las semifinales, ante Brasil, y dar paso a Briana Scurry, una veterana portera, de 36 años, que llevaba más de tres meses sin jugar. Las norteamericanas cayeron por 4-0 y Solo destapó su malestar nada más acabado el encuentro. "No tengo ninguna duda de que yo habría conseguido hacer esas paradas", acusó. Eso le costó jugar por el tercer y cuarto puesto, ante Noruega, e incluso amagó con dejar el combinado nacional. No obstante, fue el propio  Greg Ryan quien acabó dejando su cargo a finales de 2007, tras ver cómo no le era renovado su contrato. Al año siguiente, con el Oro en Pequín, ya a nadie se le ocurrió volver a apartarla de la portería. Unos dominios que defiende con la ferocidad de una leona dorada.

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