jueves, 6 de junio de 2013

El portero que quería jugar un Mundial con gafas: Michel Preud'Homme


Bélgica ha dado al mundo del fútbol grandes porteros. Thibaut Courtois es sólo el más reciente de sus representantes. Muy posiblemente, el que será titular indiscutible en la meta de los "diablos rojos" (ese apodo, aparentemente, no pertenece en exclusiva al Manchester United) durante los próximos años. Entre sus predecesores, destaca este arquero con melena de mosquetero que se encuentras sobre estas líneas y que, por si en la imagen no ha quedado del todo claro, estaba patrocinado por la firma alemana Uhlsport en los primeros años de su carrera (sí, pretendo ser sarcástico. Espero haberlo conseguido). Su nombre: Michel Preud'Homme.

Nacido en Ougree, Bélgica, el 24 de enero de 1954, debutó en la élite con el Standard de Lieja en 1977, club al que se había incorporado cuando sólo contaba con 10 años. Tras casi una década defendiendo esa portería, en la que ganaría dos ligas, una Copa y una Supercopa, pasó al Malinas. También, por un largo periodo de tiempo. Si había estado nueve años en Lieja, pasaría allí otros ocho, tiempo en el que sumó a su palmarés otra liga, otra Copa, otra Supercopa y una Recopa. En 1994, con 35 años, y en apariencia más cerca de la retirada que de prolongar su carrera, fichó por el Benfica, convirtiéndose en el primer portero extranjero del en apariencia eternamente maldito club luso.

En 1994, además, había ganado la primera edición del trofeo Lev Yashin, con el que la FIFA distingue al mejor meta de un Mundial y que, desde 2010, recibe la denominación de Guante de Oro. ¿Su último ganador? El portero y capitán de la selección campeona: Iker Casillas. Preud'Homme, desde luego, tenía argumentos de sobra para ser merecedor de tal distinción. Cómo no, dejó un maravilloso recuerdo en el Benfica, club en el que, finalmente, colgaría los guantes en 1999, tras disputar un amistoso con el Bayern de Múnich en agosto. Durante un tiempo, incluso, fue el responsable de relaciones internacionales de la entidad lisboeta. Pero a Preud'Homme todavía le tiraba mucho estar en contacto con un balón, así que decidió probar suerte en los banquillos. Empezando, cómo no, por el Standard de Lieja, club con el que ganó una Liga. De ahí, pasaría al Gent, entidad con la que conquistó una Copa. Sumaría nuevos trofeos a su palamarés en Holanda, desde las filas del Twente, hasta recalar en el Al-Shabab saudí en 2011, club con el que conquistó otro título de Liga y que, más que satisfecho con sus cualidades como mánager, le amplió su contrato hasta 2016. No obstante, tras la destitución de Juan Carlos Garrido en el Brujas, a mediados de septiembre de 2013, el ex portero pactó su salida con la entidad saudí para incorporarse al conjunto belga como entrenador.

Como muchos grandes porteros, Preud'Homme tenía también sus particulares excentricidades. Aunque solía llevar lentillas, pidió permiso a la FIFA para jugar la fase final de Italia 90 con unas gafas de sol hechas según sus especificaciones, y en teoría irrompibles. Total, ya las había utilizado en algún amistoso.  El máximo organismo del fútbol mundial dijo que no había en aquel entonces ninguna regla que se lo impidiera, si bien debía consultarlo primero con el árbitro. El tiempo nuboso no le permitió estrenarlas ante Uruguay. Tampoco lo hizo frente a España. Ni en ninguno de los partidos que disputó la selección belga en ese torneo. Tampoco, si mal no recuerdo, en 1994, aunque allí algunos futbolistas, especialmente de la selección holandesa, llevaban lentillas con filtro solar. Si se puede jugar o no con gafas, sean de sol o correctoras, queda según el reglamento a criterio del árbitro, quien debe determinar si su uso puede suponer un peligro tanto para el que las lleva como para el resto de jugadores.

Preud'Homme dejó la selección belga en 1994, con una amarga derrota ante España (1-4) en la fase clasificatoria para la Eurocopa de 1996. El portero que quería jugar un Mundial con gafas decidió centrar los últimos años de su carrera única y exclusivamente en el Benfica, con el que, curiosamente, lograría una Copa portuguesa precisamente en 1996. La selección de su país, superada por la Roja y Dinamarca en la fase de clasificación, no sumó un nuevo torneo internacional en Inglaterra. Él, mientras, seguía haciendo paradas milagrosas en Lisboa. Aparentemente, fue santo incluso antes que Casillas: los aficionados del Benfica lo llamaban Saint Michel.

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